sábado

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Y, ¿si las nubes lloran para que la lluvia, que es muy enamoradiza, corteje a las hojas de los cipreses que de la vergüenza amarillean (porque no se saben sonrojar), caen y enfadan a muerte a la hierba?
Quién sabe, aunque yo juraría haber oído en una concha de mar que las olas no son más que infinitas caricias de amor hacia los pies y la arena que pisan.

4 comentarios:

  1. conosco este blog desde que te sigo y he leido varias de tus entradas y me sigo preguntando porque no tenes tantos seguidores.
    me gusta tu blog.
    Y muy buena tu entrada.

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  2. Que lindo escribes! Me encanta, soy tu nueva lectora!
    Nos leemos, dale?
    Saludos, seguí escribiendo!
    Te espero por mi blog :)

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